Desde que la carrera espacial empezó, uno de los grandes objetivos de las agencias espaciales y los ingenieros es diseñar una nave espacial suficientemente veloz para que el hombre pueda conocer, en periodos de tiempo cortos, el universo cercano. Muchos han sido los diseños sugeridos, pero hasta la fecha, ninguno ha sido posible o eficaz.
Sonda Voyager I |
La obra de ingeniería más veloz creada nunca por el hombre es la sonda Voyager 1, viajando a 62.500 km/h. A día de hoy se encuentra en los limites del sistema solar prosiguiendo su misión, la cual debía finalizar con el estudio de Júpiter y Saturno; afortunadamente la NASA se lo replanteó y alargó la misión. El motor de propulsión de dicha sonda está formado por una pequeña central nuclear de fisión (mismo tipo de energía nuclear utilizada en la Tierra).
Después de los fiascos de otros diseños como el Proyecto Orión o el Proyecto daedalus (de los cuales ya daré más detalles en entradas posteriores) ya porque fueran diseños improbables o por terceras personas (como la ONU) los científicos parecen haber dado con la idea del futuro.
La base de esta idea son las reacciones nucleares de fusión iniciadas por haces de antimateria, generando motores de impulso para naves espaciales ultra-rápidas en largos viajes antes del final de siglo, dicen los investigadores.
Una nave impulsada por uno de estos motores de fusión nuclear sería capaz de alcanzar Júpiter en tan solo cuatro meses (la sonda Voyager 1 tardó 2 años), abriéndonos potencialmente partes de nuestro sistema solar exterior a la exploración tripulada, de acuerdo con un informe de la NASA de 2010.
Aún tendrían que solventarse una serie de obstáculos – particularmente la producción y almacenamiento de antimateria ― para crear una tecnología factible, pero algunos expertos imaginan que podría estar lista en medio siglo aproximadamente, que tampoco es tanto.
"Probablemente no es una tecnología a 40 años vista, pero, ¿50, 60? Bastante posible, y algo que tendría un significativo impacto en la exploración, modificando el cálculo de masa-energía-coste cuando se realiza la planificación”, dice Jason Hay, analista de tecnología aeroespacial para la firma de consultoría The Tauri Group, en una presentación realizada el pasado 29 de agosto en el grupo de trabajo Future In-Space Operations de la NASA.
Diferencia protón - antiprotón |
La vía más factibles es la fusión mediante antiprotones, aunque está se enfrenta a algún que otro desafío. Pero tal vez el mayor desafío sea conseguir suficientes antiprotones — que se pueden generar sin problemas en aceleradores de partículas — y almacenarlos el tiempo suficiente para hacer posible un viaje espacial de largo alcance.
De acuerdo con el informe "Technology Frontiers", se requerirían unos 1,16 gramos de antiprotones para un viaje a Júpiter. Esta cantidad suena mísera pero los niveles actuales de producción son aproximadamente de milmillonésimas de gramo.
“Los antiprotones son extremadamente caros; unos pocos gramos costarían varios billones de dólares”, dice said. “Creo que la producción total des de la década de 1950 es del orden de 10 nanogramos”.
No debemos ver esta idea como una locura; el hombre ha superado ya muchas otras fronteras que para el eran infranqueables. Con empeño y perseverancia todo es posible: “Con un suministro estable de antiprotones y combustible nuclear, la fusión mediante antiprotones puede proporcionar abundante energía para grandes estaciones espaciales, puestos avanzados y misiones de exploración con sistemas de energía relativamente pequeños”, según se afirma en el informe “Technology Frontiers“.
Hace tiempo que me voy mirando tu blog. La verdad es que es muy interesante. Este artículo me ha marcado entre otras cosas porque me recuerda al documental "Cosmos" presentado por Carl Sagan en los 80. Yo aún era peque cuando lo vi y me enamoré.
ResponderEliminarGracias