Hace 3 años, el profesor en biología de trasplantes Suchitra Sumieran-Holgersson y el cirujano Michael Olausson, ya consiguieron hacer crecer una vena para un paciente que carecía de conexión entre el hígado y el tracto gastrointestinal. Para realizar esta proeza, el dúo primero tubo que obtener una cuantas células madre, así que tuvieron que taladrar el hueso del paciente hasta llegar a su médula ósea para poder aislarlas. Usando las propias células del paciente es importante para reducir casi por completo el rechazo por parte del sistema inmune del paciente.
Aunque el tratamiento fue un éxito, el equipo tardo un mes en generar esta vena “personalizada” y además el procedimiento de extracción de médula es un procedimiento bastante desagradable y doloroso. Con la idea de que la técnica se podía mejorar, decidieron extraer células madre de muestras de sangre. Solo se extrajeron 25 mililitros de tres niños diferentes para este nuevo estudio, los cuales carecían de la misma vena que el primer paciente.
“Creemos que este avance tecnológico puede llevar a la expansión del uso de este método para que sea utilizado en diversos pacientes, como los que sufren de varices o infarto de miocardio, ambas dolencias precisan de una “sustitución” de venas”, afirmo Sumieran-Holgersson al anunciar el avance. “Nuestro sueño es conseguir capacidad para hacer crecer órganos completos como modo para paliar la falta de donantes de órganos y la creciente demanda”.
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