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miércoles, 5 de febrero de 2014

¿Qué es esto?

El propietario original ya nos ha dejado, pero este corazón humano pronto podría volver a latir. Harald Ott y sus colaboradores del Hospital General de Massachusetts están adaptando el órgano con el objetivo de usarlo en un transplante. El corazón ha sido reducido hasta los andamiajes de proteína básicos: no contiene ni una célula de su dueño original. De este modo, la estructura de este corazón puede ser repoblada con nuevas células madre, posiblemente del futuro receptor, para evitar casos de rechazo o ataques del sistema inmunitario después del transplante.

La técnica podría aumentar el número de corazones disponibles para transplantes, en parte porque permite que las células humanas crezcan sobre estructuras cardíacas procedentes de otros animales, como los cerdos, animales que han aportado mucho a nuestra medicina. Además los tiempos de espera para un transplante se reducirían inmensamente: ya nos sería necesario buscar un donante compatible con el receptor. Todo órgano se podría hacer compatible de manera artificial siguiendo esta técnica de "destructuración" del tejido.

Un proceso similar de ingeniería ha tenido éxito con órganos huecos más sencillos como vejigas, pero la formación de un corazón a partir de su "plano" proteico aún necesita ser perfeccionada. El desafío principal consiste en coreografiar el crecimiento de las laberínticas redes vasculares y las células especializadas, que deben actuar simultáneamente para producir no solo un latido, sino los que sustentan toda una vida.  

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