La seda ampulácea mayor constituye el tipo más resistente entre las que producen las arañas. En relación con su peso, resulta más fuerte y resistente que el Kevlar, utilizado para la fabricación de chalecos antibalas. Sin embargo los investigadores se han topado con una serie de problemas a la hora de integrar tal sustancia en materiales con uso práctico; hasta ahora.
La patente número 8.278.416 describe dos proteínas modificadas de la telaraña y la manera de hacer que se autoensamblen. El material resultante carece de toxicidad a lo que se le añade su fuerza y elasticidad y el hecho de que es biodegradable, exactamente como la seda natural, según cuenta My Hedhammar, de la Universidad de Ciencias Agrícolas de Suecia y directora de I+D en Spiber Technologies, en Uppsala.
Hedhammar y sus colaboradores sintetizaron las proteínas acortando la secuencia de genes identificada en las arañas e insertándola en la bacteria E. Coli. Así consiguieron que produjera grandes cantidades de las proteínas requeridas.
Las fibras obtenidas presentan una elevada resistencia y pueden ser hiladas, tejidas, retorcidas o incluso utilizadas para hacer en ganchillo un material similar a la seda. Las aplicaciones futuras padrían incluir vendas para heridas y andamiajes tisulares para la medicina regenerativa.
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