Translate

sábado, 29 de junio de 2013

Un posible tratamiento contra la adicción a la cocaína

Dr. Solomon Snyder
Un equipo de científicos de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, dirigido por el Dr. Solomon Snyder asegura haber identificado un compuesto que puede ayudar a superar la dicción a la cocaína. Por ahora se ha demostrado que el fármaco bloquea el ansia por la droga en ratones adictos a la cocaína. El compuesto, cuya inocuidad en humanos ya ha sido demostrada, sigue en fase experimental antes de poder proceder a un ensayo clínico.

El Dr. Solomon Snyder, profesor en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, y su equipo han comprobado que este fármaco actúa a dosis muy bajas, y que además parece ser de acción muy específica, haciendo poco probable que conlleve efectos secundarios nocivos.

En la investigación también han trabajado Anthony V. Serritella, Tanusree Sen, Justin Farook, Thomas W. Sedlak y Jay Baraban, todos de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

El Dr. Snyder ha estado estudiando el cerebro durante décadas. Hace veinte años, él y sus colegas descubrieron que el gas óxido nítrico es un componente de gran importancia en la red de señalización compleja que permite que nuestras neuronas coordinen su actividad entre ellas.

Por lo visto en las investigaciones llevadas a cabo por el Dr. Snyder, el compuesto CGP3466B bloquea las proteínas encargadas de transportar el principio activo de la cocaína hacia los núcleos celulares donde actua. El fármaco ya fue probado en personas como tratamiento contra el Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica, donde no se apreciaron efectos secundarios provocados por el fármaco. Sin embargo no resulto ser un tratamiento eficaz.
Cocaine 3D molecule
Estructura 3D del compuesto
CGP3466B
El fármaco, CGP3466B, va a ser ahora puesto a prueba por el Instituto Nacional estadounidense sobre el Abuso de Drogas (NIDA) como un tratamiento para la adicción a la cocaína. El NIDA primero llevará a cabo más pruebas en animales, y entonces, si todo va bien, pasará a pruebas clínicas en personas adictas.

Tal como advierte Nilkanta Sen, del equipo de investigación, y que ahora está en la GRU (Georgia Regents University) en Augusta, Estados Unidos, se necesita investigar más para ver si el CGP3466B ejerce los efectos beneficiosos que parece generar. Por ahora, las perspectivas son prometedoras.

La NASA lanza el satélite IRIS

Lanzamiento de IRIS
La NASA lanzó el viernes con éxito desde la base aérea Vandenberg (California) el satélite IRIS, un nuevo artefacto que se une a los ya existentes en el espacio para espiar la actividad del Sol de forma prácticamente continua durante dos años. La misión estará destinada a estudiar cómo el material solar se mueve, acumula energía y se calienta mientras viaja a través de una región poco conocida entre la superficie y la corona solar. Esta región impulsa el viento solar que llega a todos los rincones del sistema planetario y genera la mayoría de las emisiones ultravioletas de nuestra estrella.

Poco después del lanzamiento, el satélite se separó de su cohete Pegasus XL, de la empresa Orbital Sciences Corporation, y entró en la órbita correcta, según ha explicado la agencia espacial. Durante el próximo mes, los responsables de la misión se limitarán a examinar los equipos para comprobar que todo funciona correctamente. Las observaciones científicas comenzarán en 60 días. IRIS lleva un telescopio ultravioleta que alimenta un espectrógrafo de imágenes multicanal. Con este instrumento, obtendrá instantáneas de alta resolución cada pocos segundos, y proporcionará observaciones de hasta 240 kilómetros a través del Sol.

Satélite IRIS
«IRIS mostrará la atmósfera solar con más detalle de lo que nunca se ha observado antes», ha explicado el científico adjunto al proyecto, Adrian Daw, quien ha apuntado que está convencido de que esta misión les mostrará «algo que no se esperaba ver». La actividad solar, como las eyecciones de masa coronal y las erupciones solares, también son de gran interés para los diseñadores de naves espaciales que tienen que encontrar formas de proteger los instrumentos y la electrónica de los mismos. IRIS también puede facilitar información al respecto.

martes, 25 de junio de 2013

Un nuevo mapa 3D de nuestra galaxia y sus alrededores

Un equipo internacional de investigadores, entre ellos la Universidad de Hawai en Manoa, ha trazado un mapa 3D de nuestro gigantesco «vecindario» en el Universo con un detalle como nunca antes se había conseguido. El mapa, que se presenta en un vídeo (proyecto Flujos Cósmicos), muestra no solo lo que se ve, la materia visible, sino también lo que no se ve, la materia oscura, alrededor de nuestra galaxia, laVía Láctea, hasta una distancia de 300 millones de años luz.

La estructura a gran escala del Cosmos es una compleja red de grupos, filamentos y vacíos. Esos grandes vacíos están delimitados por los filamentos que forman supercúmulos de galaxias, las estructuras más grandes del Universo. Nuestra galaxia, la Vía Láctea, se encuentra en un supercúmulo de 100.000 galaxias.

Fragmento del mapa 3D de nuestra galaxia
Así como el movimiento de las placas tectónicas revela las propiedades del interior de la Tierra, los movimientos de las galaxias nos muestran información sobre los principales componentes del Universo: la energía oscura y la materia oscura. La materia oscura es materia invisible cuya presencia se puede deducir solo por su efecto sobre los movimientos de las galaxias y las estrellas, ya que no emite ni refleja luz. La energía oscura es la fuerza misteriosa que causa que se acelere la expansión del Universo.

El vídeo captura con precisión no solo la distribución de la materia visible concentrada en las galaxias, sino también los componentes invisibles, los huecos y la materia oscura. La materia oscura constituye el 80% de la materia total de nuestro Universo y es la principal causa de los movimientos de las galaxias entre sí.

Según explican desde la Universidad de Hawai, con este mapa la comunidad científica tiene ahora una mejor representación de la distribución de las galaxias en movimiento a nuestro alrededor y una herramienta valiosa para la investigación en el futuro. Un artículo científico que explica la investigación detrás del vídeo se publicará en un próximo número de la revista Astronomical Journal. Ahora está disponible en Arxiv.

Encontrados 3 planetas habitables cerca de nuestro sistema solar

Representación por ordenador del sistema Gliese 667
La posibilidad de encontrar fuera del Sistema Solar un mundo que sea igual que la Tierra, donde el agua corra por su superficie y las condiciones sean óptimas para la vida, puede estar cada vez más cerca. En esta carrera por encontrar ese segundo paraíso en el Universo, un equipo de astrónomos ha descubierto a 22 años luz de distancia, en la constelación de Scorpius (El Escorpión), bastante cerca de nosotros, un sistema estelar con al menos seis planetas. Tres de ellos son prometedoras supertierras situadas en la zona de habitabilidad de su estrella, a la distancia adecuada como para albergar agua líquida. Esta condición las convierte en las nuevas posibles candidatas para la presencia de vida.

Telescopio Galileo; Uno de los telescopios que dispone del
instrumento HARPS
Gliese 667C es una estrella muy estudiada. Con tan solo un tercio de la masa del Sol, forma parte de un sistema estelar triple conocido como Gliese 667 (también llamado GJ 667). Estudios anteriores sobre Gliese 667C descubrieron que la estrella alberga tres planetas y uno de ellos se encuentra en la zona de habitabilidad. Ahora, un equipo de astrónomos liderado por Guillem Anglada-Escudé, de la Universidad de Göttingen (Alemania), y Mikko Tuomi, de la Universidad de Hertfordshire (Reino Unido), ha reexaminado el sistema añadiendo a la información que ya se poseía nuevas observaciones llevadas a cabo por el instrumento HARPS y datos obtenidos por otros telescopios. Han descubierto indicios de la existencia de más de siete planetas en torno a la estrella. Estos planetas orbitan a la tercera estrella más débil de un sistema estelar triple. Los otros dos soles se verían como un par de estrellas muy brillantes visibles durante el día y, durante la noche, proporcionarían una iluminación equivalente a la de la Luna llena. Los nuevos planetas llenan por completo la zona de habitabilidad de Gliese 667C, ya que no hay más órbitas estables en las cuales un planeta pudiera existir a la distancia adecuada.

“Sabíamos, por estudios previos, que la estrella tenía tres planetas, y queríamos ver si podía tener alguno más”, afirma Tuomi. “Sumando algunas observaciones nuevas y revisando datos anteriores fuimos capaces de confirmar estos tres, con la confianza de encontrar alguno más. ¡Ha sido muy emocionante encontrar tres planetas de baja masa en la zona de habitabilidad de la estrella!”.


Se ha confirmado que tres de esos planetas son supertierras — planetas más masivos que la Tierra, pero menos masivos que planetas como Urano o Neptuno — que se encuentran dentro de la zona de habitabilidad de su estrella, una limitada zona alrededor de la estrella en la cual el agua puede estar presente en forma líquida si las condiciones lo permiten. Se trata de la primera vez que tres planetas de este tipo se localizan orbitando esta zona al mismo tiempo.

“El número de planetas potencialmente habitables en nuestra galaxia es mucho mayor de lo que podríamos pensar si tenemos en cuenta que podemos encontrar varios de ellos en torno a cada estrella de baja masa — en lugar de buscar diez estrellas para encontrar un único planeta potencialmente habitable, ahora sabemos que podemos buscar tan solo una estrella y encontrar varios planetas”, añade el coautor Rory Barnes (Universidad de Washington, EE.UU.).

Se ha descubierto que los sistemas compactos alrededor de estrellas tipo Sol son abundantes en la Vía Láctea. En torno a dichas estrellas, los planetas que orbitan cerca de su estrella anfitriona son muy calientes y difícilmente podrían ser habitables. Pero no ocurre lo mismo con estrellas más frías y tenues como Gliese 667C. En este caso la zona de habitabilidad se encuentra totalmente integrada en una órbita del tamaño de la de Mercurio, mucho más cerca de la estrella que en el caso de nuestro Sol. El sistema Gliese 667C es el primer ejemplo de un sistema en el que una estrella de baja masa alberga varios planetas potencialmente rocosos en la zona de habitabilidad.

lunes, 24 de junio de 2013

Bacterias mutantes ponen en jaque la Estación Espacial Internacional (ISS)

Para ellas, ni siquiera las durísimas condiciones del espacio exterior son un obstáculo insalvable. De hecho, sobreviven incluso a las gélidas temperaturas que hay más allá de la atmósfera terrestre. Y lo hacen sin agua, sin nutrientes y sin nada que las proteja de la intensa y letal radiación del Sol y las estrellas. Las bacterias llevan viviendo dentro y fuera de la Estación Espacial Internacional desde que ésta empezara a ensamblarese, a finales de 1998. Y ahora se están convirtiendo en un problema serio, tanto para su estructura como para la integridad física de sus ocupantes.

Dio la voz de alarma hace ya un año Anatoly Grigoryev, vicepresidente de la Academia rusa de Ciencias, durante una conferencia científica celebrada en Moscú. Y no es para tomarlo a broma. Setenta y seis clases de microorganismos diferentes han sido identificados hasta el momento a bordo de la plataforma orbital. Muchos de ellos resultan inofensivos, pero algunos han demostrado ser perfectamente capaces de causar graves daños.
En palabras del propio Grigoryev, recogidas entonces por la agencia Interfax, “Ya tuvimos esta clase de problemas en la vieja estación espacial MIR, y ahora los tenemos en la ISS. Las bacterias están atacando la estación. Estos organismos corroen los metales y los polímeros y pueden causar fallos en los equipos”. Con el agravante, además, de que se trata de bacterias mutantes, es decir, que han cambiado para adaptarse a unas condiciones muy diferentes de las que estaban acostumbradas. Y nadie sabe hasta dónde pueden llegar estas mutaciones. Para Grigoryev, también la tripulación corre peligro: “La multiplicación incontrolada de estas bacterias -sostiene el científico- puede causar enfermedades infecciosas entre los miembros de la tripulación”.

La cámara del Apolo XII

Antigua estación espacial rusa (Mir)
Por supuesto, los responsables de las misiones de abastecimiento a la ISS han intentado por todos los medios que ninguna bacteria se colara en los cargueros espaciales. Pero no han tenido éxito. La historia se repite desde los mismísimos albores de la era espacial. El 20 de abril de 1967, por ejemplo, cuando el vehículo no tripulado Surveyor 3 aterrizó en la Luna llevaba a bordo, entre otros objetos, una cámara de TV. Dos años y medio después, el 20 de noviembre de 1969, los astronautas Pete Conrad y Alan Bean, del Apolo XII, recuperaron esa cámara y la trajeron de vuelta a la Tierra. Cuando los especialistas de la NASA la examinaron, se sorprendieron al encontrar en su interior especímenes de Streptococus mitis vivos. La NASA determinó que esas bacterias ya estaban dentro de la cámara cuando los astronautas la recuperaron. Es decir, que llevaban allí incluso desde antes del lanzamiento del propio Surveyor 3. A pesar de ello, lograron sobrevivir sin excesivos problemas durante 31 meses en el vacío desolador de la superficie lunar.

Otro ejemplo es el de la ya desaparecida estación espacial rusa Mir. En 1990, cuatro años después de su lanzamiento, se encontraron 90 clases de microorganismos diferentes a bordo. En 2001, cuando la Mir fue desmantelada, la cifra había crecido hasta 140. Los informes de los últimos cosmonautas hablaban de lámparas corroidas, agujeros en los paneles de control y filtraciones en los sistemas de abastecimiento de aire y alimentos.
Streptecoccus Mitis
Los expertos de las distintas agencias espaciales saben muy bien que las condiciones de temperatura y esterilidad del interior de la ISS resultan de lo más favorable para el desarrollo de estas bacterias mutantes. Y también saben que hasta ahora han fracasado todos sus esfuerzos por erradicarlas. De nada ha servido, por ejemplo, rociar el interior de los módulos con líquidos antibacterianos. Ni someter a las tripulaciones y a las naves a los más rigurosos controles antes de abandonar la Tierra. El siguiente intento será enviar en una de las próximas misiones de abastecimiento a la ISS una potente lámpara de luz ultravioleta para tratar de mantener a raya a estos incómodos pasajeros.

Sobreviven en el exterior

Diferente cuestión, sin embargo, son las bacterias adheridas a los paneles exteriores de la estación espacial. Diversos experimentos han demostrado que estos microorganismos son capaces de sobrevivir durante largos años en las condiciones más extremas del espacio exterior. Y no está claro en qué radica esta increíble capacidad de supervivencia ni hasta dónde pueden llevar las mutaciones futuras de estos organismos.

El primer ser vivo de la Tierra, hace cerca de 4.000 millones de años, fue una bacteria. Las condiciones de aquel mundo primitivo nada tenían que ver con las actuales, pero a pesar de ello las bacterias sobrevivieron y colonizaron el planeta entero. Durante los 3.000 millones de años siguientes, ellas fueron los únicos habitantes de nuestro mundo. Toda la diversidad de vida que vemos en la actualidad se desarrolló después, pero a pesar de ello seguimos viviendo, en la actualidad, en lo que la Ciencia llama la Era de las Bacterias (Archea). Ellas siguen siendo, en efecto y a pesar de las apariencias, las auténticas dueñas del planeta que creemos controlar.

Está previsto que la Estación Espacial siga funcionando hasta 2020. Habrá que ver si de aquí a entonces los expertos de la NASA han conseguido erradicarlas. De no ser así, podría ser necesario abandonar la estación mucho antes de lo previsto.

sábado, 22 de junio de 2013

Descubierta una posible partícula nueva


Dos equipos independientes de sendos aceleradores de partículas de China y Japón han detectado una partícula subatómica distinta a todas las conocidas, lo que parece representar un nuevo estado de la materia nunca antes visto. La partícula, con cuatro quarks, se llama Zc (3900), según anuncian en la revista Physical Review Letters.

La firma de esta extraña partícula fue descubierta en el detector Belle del acelerador de partículas KEKB, en Japón, y al mismo tiempo se hizo ver en el detector Beijing Spectrometer III (BES III) de otro colisionador en China. En conjunto, las dos colaboraciones científicas, integradas por investigadores asiáticos y de otras partes del mundo, observaron 460 ejemplos de la nueva estructura, según informa la agencia SINC.


Los datos registrados sugieren que Zc (3900) podría ser un tipo desconocido de materia, formada por cuatro quarks. Hasta ahora solo se conocían agrupaciones de dos quarks o antiquarks –como los piones, por ejemplo–, o de tres quarks –como los protones–. «Esta partícula es muy interesante; ha sido descubierta, pero nunca predicha», explica a LiveScience Fred Harris, físico de la Universidad de Hawai en Manoa y coportavoz de BES III. «Es un garbanzo negro en la física de alta energía».

Ahora, los científicos deben confirmar que se trata de una partícula con cuatro quarks y no, por ejemplo, la interacción de dos con un par de quarks cada una, o de uniones esporádicas de este tipo de constituyentes esenciales de la materia. Todavía no ha sido aclarado, pero nada como esto se ha visto antes y el descubrimiento ofrece la esperanza de aclarar la extraña naturaleza de los quarks.

El descubrimiento de Zc (3900) ha sido el resultado de las investigaciones con otra partícula, Y (4260), descubierta en 2005. Al estudiar su desintegración en los dos colisionadores, los físicos notaron un pico de la energía de unos 3,9 gigaelectronvoltios, unas cuatro veces el peso de un protón. Esto sugiere la existencia de una partícula de cuatro quarks, toda una novedad en física de partículas que habrá que demostrar.

Observada por primera vez la formación de un recuerdo en el cerebro

Los puntos rojos y verdes muestran las sinapsis a lo largo de las
ramificaciones ramificaciones (dendritas) de la neurona
Descifrar el sistema más complejo descubierto hasta ahora en el universo, que no es otro que el cerebro, se ha convertido en una prioridad en Estados Unidos. El pasado mes abril el presidente Obama anunció que destinaría 100 millones de dólares al proyecto Brain, que pretende dar a los neurocientíficos “las herramientas necesarias para entender mejor cómo pensamos, aprendemos y recordamos”.

Esas herramientas a las que se refería Obama, capaces de arrojar luz en los misterios del cerebro, han experimentado un auge sin precedentes en los últimos años. Entre las últimas aportaciones están la optogenética, que permite activar y desactivar grupos de neuronas por medio de la luz y obtener así una visión dinámica del cerebro en funcionamiento. Otra, dada a conocer hace apenas 3 meses, denominada Clarity, permitehacer transparente el cerebro para observar con mayor detalle todas sus estructuras, hasta el nivel molecular incluso, después marcarlas con moléculas que las confieren diferentes colores.

En esta línea de hacer más accesible el cerebro para desentrañar todos sus secretos, un grupo de investigadores de la Universidad del Sur de California (Los Ángeles) ha puesto a punto una nueva técnica para ver las estructuras donde tiene lugar la formación de los recuerdos en un cerebro vivo, según publica el último número de la revista Neuron. Esas estructuras son las sinapsis o puntos de comunicación entre las neuronas. Situadas en las dendritas, o ramificaciónes, de las neuronas, las sinapsis son dinámicas, y van cambiando en función de las actividades que realizamos o incluso a lo largo del día.

Para observar estos cambios “en directo” el equipo de la Universidad de California, dirigido por Don Arnold y Richard Roberts, ha diseñado sondas microscópicas que “iluminan” en tiempo real las sinapsis en las neuronas vivas, gracias a que se unen a una proteína verde fluorescente, llamada GFP, aislada de medusas. Estos marcadores fluorescentes se unen también a dos proteínas localizadas en las sinapsis (gefirina y PSD-95) sin afectar al funcionamiento de las células nerviosas. Otra ventaja de estas sondas es que se pueden poner en el cerebro de ratones vivos y verse después a través de orificios craneales con microscopía de dos fotones.

Marcadores fluorescentes

Gracias a estos marcadores fluorescentes, los investigadores han podido observar en vivo por primera vez las sinapsis inhibitorias (que impiden la transmisión de información) y excitatorias (que promueven la comunicación entre las células nerviosas) y, sobre todo, cómo cambian estas estructuras a medida que se forman los nuevos recuerdos.

Las sinapsis aparecen como puntos brillantes a lo largo de las dendritas, las "ramas" de una neurona que transmiten señales electroquímicas. A medida que el cerebro procesa la nueva información esos puntos brillantes cambian, lo que indica visualmente cómo las sinapsis se modifican con los nuevos datos. "Cuando se forma un recuerdo o cuando aprendemos algo, se producen cambios físicos en el cerebro. Y lo que se modifica es precisamente la distribución de las conexiones sinápticas", señala Arnold.

Ejemplo de marcaje por fluorescencia
Los investigadores creen que esta técnica será útil para estudiar en vivo cómo se fortalecen las sinápsis, es decir, cómo se forma recuerdos de forma duradera. “La capacidad de visualizar las proteínas del interior de las neuronas vivas proporciona un medio poderoso para examinar la función y la estructura neuronal. En nuestro trabajo generamos proteínas recombinantes parecidas a anticuerpos, denominadas intracuerpos de fibronectina, mediante la técnica mRNA display (FingRs)”, explican los autores en Neuron. Estos intracuerpos se unen también a la proteína fluorescente GFP, permitiendo así ver la sinapsis en tiempo real y en cerebros vivos.

martes, 18 de junio de 2013

Descubierta una colección de agujeros negros sin precedentes en Andromeda

Un equipo de astrónomos ha descubierto una enorme colección de agujeros negros sin precedentes en Andrómeda, una de las galaxias más cercanas a la Vía Láctea. Utilizando más de 150 observaciones del telescopio de rayos X Chandra de la NASA realizadas durante trece años, los investigadores identificaron 26 candidatos a agujero negro, el mayor número hasta la fecha.

Telescopio de rayos X Chandra
«Si bien estamos muy contentos de encontrar tantos agujeros negros en Andrómeda, creemos que es sólo la punta del iceberg», afirma Robin Barnard, de la Universidad de Harvard-Smithsoniana de Astrofísica (CfA) en Cambridge, Massachusetts, y autor principal del artículo que describe estos resultados en The Astrophysical Journal. «La mayoría de los agujeros negros no tienen compañeros cercanos, por lo que son invisibles para nosotros».

Los candidatos a agujeros negros pertenecen a la categoría de masa estelar, lo que significa que se formaron durante la agonía de estrellas muy masivas y por lo general tienen masas de entre cinco y diez veces la de nuestro Sol. Los astrónomos pueden detectar estos objetos de otro modo invisibles cuando extraen material de una estrella compañera y lo calientan para producir radiación antes de que desaparezca en el agujero negro.

El primer paso en la identificación de estos agujeros negros era asegurarse de que realmente estaban en la galaxia de Andrómeda y no se trataba de agujeros supermasivos en el corazón de galaxias distantes. Los científicos se dieron cuenta de que en los sistemas de masa estelar, la radiación de rayos X cambia mucho más rápido que en sus compañeros supermasivos. De esta forma, pudieron distinguirlos.
Deformación espacial causada
por un agujero negro

Siete de estos candidatos a agujeros negros se encuentran a 1.000 años-luz del centro de la galaxia de Andrómeda. Eso supera el número de candidatos a agujeros negros con propiedades similares que se encuentran cerca del centro de nuestra propia galaxia. No supone una sorpresa para los astrónomos, porque el conjunto de estrellas en el centro de Andrómeda es más grande, permitiendo que se formen más agujeros negros.

Muchos consideran que Andrómeda una galaxia hermana de la Vía Láctea. Las dos chocarán dentro de 4.000 millones de años, cambiando para siempre el aspecto del cielo y, de paso, la historia de nuestro Sol y su sistema de planetas.

domingo, 16 de junio de 2013

Un planeta en formación que desafía las teorías actuales

Telescopio espacial Hubble
El telescopio espacial Hubble de la NASA ha descubierto un planeta en formación a 12.000 millones de kilómetros de distancia de su estrella, un hallazgo que puede desafiar las teorías actuales sobre la formación de planetas.

De los casi 900 mundos fuera del Sistema Solar que han sido confirmados hasta la fecha, este es el primero que se encuentra tan lejos de su estrella. Está en órbita alrededor de la enana roja diminuta TW Hydrae, un objetivo de la astronomía popular situado a 176 años luz de distancia de la Tierra, en la constelación de Hydra.

La aguda visión del Hubble detectó un vacío misterioso en un gran disco protoplanetario de gas y polvo que gira alrededor de TW Hydrae. Este vacío es de 3.057 millones de kilómetros y el disco alcanza los 66.000 millones de kilómetros. El «agujero» está probablemente causado por un planeta en formación no visto hasta ahora que está barriendo material gravitacionalmente, labrándose un camino en el disco como si se tratara de una máquina quitanieves.


Se estima que el planeta es relativamente pequeño, de 6 a 28 veces más masivo que la Tierra. Tiene una órbita muy amplia, lo que significa que se mueve lentamente alrededor de su estrella anfitriona. Si estuviera orbitando en nuestro Sistema Solar, estaría aproximadamente al doble de la distancia de Plutón al Sol.

Los científicos creen que los planetas tardan en formarse decenas de millones de años. Durante ese tiempo, hacen una acumulación lenta, pero persistente, de polvo, rocas y gas del disco protoplanetario. Un planeta a 12.000 millones de kilómetros de su estrella debe tardar más de 200 veces más en formarse que Júpiter, debido a que su velocidad orbital es mucho más lenta y a la carencia de material en el disco. Júpiter está a 500 millones de kilómetros del Sol y se formó en unos 10 millones de años.
John Debes

TW Hydrae tiene solo 8 millones de años, por lo que es poco probable que albergue un planeta, de acuerdo con esta teoría. No ha habido tiempo suficiente para que un planeta pueda crecer a través de la lenta acumulación de residuos pequeños. Para complicar más la historia, TW Hydrae tiene solo el 55% de la masa de nuestro Sol. «Es muy intrigante ver un sistema como este», dice John Debes, del Space Telescope Science Institute in Baltimore.

Una teoría de formación de planetas alternativa sugiere que un trozo del disco se convierte en gravitacionalmente inestable y se colapsa sobre sí mismo. En ese escenario, el planeta podría formarse con mayor rapidez, en tan solo unos pocos miles de años.

Imagen obtenida por el Hubble (izquierda) Ilustración informática (derecha)
«Si realmente podemos confirmar que hay un planeta ahí, podemos conectar sus características a las mediciones de las propiedades del agujero», afirma Debes. Esto podría cambiar las teorías existentes hasta ahora sobre formación planetaria. «Por lo general, son necesarias unas piedrecillas antes de poder formar un planeta. Por lo tanto, si hay un mundo ahí y no hay polvo más grande que un grano de arena, hemos proporcionado un desafío para los modelos tradicionales de formación de planetas».

sábado, 15 de junio de 2013

Primer prototipo de una bicicleta voladora



Como si de la película de E.T se tratara, el pasado miércoles tres empresas de origen checo mostraron su prototipo de bicicleta eléctrica que puede volar.

En una sala de exposiciones de Praga enseñaron ante la mirada de asombro de los allí presentes cómo una bicicleta de montaña de unos 95 kilos de peso unida a dos hélices con baterías eléctricas en la parte delantera, dos en la parte trasera y una por cada lado, conseguía desplazarse en el aire durante cinco minutos.

La prueba se realizó con un maniquí montado en la silla de la bici mientras otra persona lo dirigía con un mando de control remoto en la distancia.

Ante la duda de si soportaría el peso de una persona. Milan Duchek, director técnico del «Duratec», uno de los fabricante de la bicicleta, comenta que se necesitarían baterías más potentes antes de que un ser humano pueda emprender un vuelo de dos ruedas.




viernes, 14 de junio de 2013

Modificar un evento pasado desde el presente

Un equipo de físicos ha logrado cambiar un evento ocurrido en el pasado desde nuestro presente. El increíble logro se ha conseguido gracias a una extraña e increíble capacidad de las partículas subatómicas que hasta el momento no se había podido demostrar experimentalmente (aunque ya estaba teorizada).

Se han modificado varias partículas de luz (fotones) gracias a un experimento planteado gracias a los planteamientos teóricos del entrelazamiento cuántico. 

En el vídeo bajo estas lineas encontrarás una explicación más detallada de este espectacular descubrimiento. No os asustéis al ver a Iker Jimenez (Cuarto Mileno) en el vídeo....




La falta de financiación manda a una investigadora a un concurso televisivo

La investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) María Luisa Botella ha acudido al concurso de Antena 3 «Atrapa un millón» para poder continuar con su investigaciónsobre la enfermedad rara conocida como HHT. Según ha explicado, el próximo 1 de octubre se queda sin presupuesto para seguir profundizando en el estudio que está llevando a cabo. Necesita un mínimo de 50.000 euros para mantener el nivel básico en la investigación durante un año.

Botella ha explicado, durante su intervención en «El Intermedio» de La Sexta, que el enfermedad HHT es «hereditaria y vascular» y «si no se descubre y se trata a tiempo puede tener consecuencias fatales». Se trata de una dolencia que afecta entre 8.000 y 10.000 personas en España, y actualmente solo ellos investigan sobre ella en el país.

«Los americanos nos miran con mucho agrado porque hemos sacado el único medicamento que oficialmente está reconocido para la enfermedad», ha comentado Botella durante la entrevista. En este sentido, ha explicado que los avances que van consiguiendo son «de inmediata aplicación a personas afectadas por la enfermedad».

La investigación la ha llevado a cabo con fondos de Ministerio de Sanidad, de Ciencia e Innovación, Fundación Ramón Areces y ahora, según ha indicado, tiene «lo justo para mantener el contrato de la técnico de laboratorio y para unos 12 ensayos de estudio genético». «No hay manera de encontrar financiación», ha señalado.

Con su participación en «Atrapa un millón», Botella ha obtenido 15.000 euros que ha utilizado para «continuar la investigación y mejorar la vida de estos pacientes y salvar sus vidas». «Cuando sabes que la vida de las personas están ahí detrás haces lo que sea», ha concluido la investigadora, quien ha indicado que unos 1.500 pacientes ya han sido diagnosticados y tratados.

jueves, 13 de junio de 2013

Descubierto un nuevo tipo de estrella

Un equipo de astrónomos ha descubierto un nuevo tipo de estrella variable gracias a diminutas variaciones en su brillo. La herramienta usada ha sido el telescopio suizo Euler de 1,2 metros, instalado en La Silla, del ESO (Observatorio Europeo Austral) en Chile. Las observaciones han revelado propiedades desconocidas de esas estrellas que desafían las teorías vigentes.
Dentro de la Cabeza de Euler – O cómo ver un Telescopio a través de las Paredes de su Cúpula
Telescopio Euler



Los cuatro miembros de la investigación, N. Mowlavi, F. Barblan, S. Saesen y L. Eyer, trabajan en el Observatorio de Ginebra. Los resultados han sido posibles tras las medidas regulares del brillo de más de tres mil estrellas del cúmulo estelar abierto NGC 3766 durante un periodo de siete años. NGC 3766 se halla a 7.000 años luz de la Tierra en la constelación de Centaurus y se cree que tiene unos 20 millones de años de antigüedad.

Cúmulo estela NGC 3766
Lo especial es que 36 estrellas de este grupo siguen un patrón inusual, pues tienen pequeñas variaciones regulares en su brillo que suponen un 0,1% del brillo normal de las estrellas. Las variaciones suceden en periodos de entre dos y veinte horas. Estas estrellas son algo más calientes y brillantes que el Sol. Si no fuera por estas variaciones, no se distinguirían de las demás.

Gran parte del éxito de esta observación se debe al nivel de precisión del telescopio, dos veces mejor que el alcanzado por estudios comparables llevados a cabo por otros instrumentos.

Hasta ahora se conocía que existen muchas estrellas variables o estrellas pulsantes, bautizadas de esta manera debido a que su brillo aparente varía con el tiempo. La manera en que cambia su brillo depende de las propiedades de su interior. El fenómeno ha propiciado el desarrollo de una nueva rama de la astrofísica denominada asterosismología: los astrónomos “escuchan” las vibraciones estelares para estudiar las propiedades físicas de las estrellas y llegar a saber más sobre su funcionamiento interior.

Sophie Saesen, miembro del equipo, relata que “la simple existencia de este nuevo tipo de estrella variable supone un reto para los astrofísicos. Los actuales modelos teóricos predicen que su luz no debería variar periódicamente, por lo que nuestros esfuerzos se centran ahora en saber más sobre el comportamiento de este nuevo y extraño tipo de estrellas”.

Aunque todavía no se puede explicar la razón de la variación, existe una clave que puede arrojar luz sobre la cuestión: algunas de las estrellas parecen rotar muy rápido. Giran a velocidades de más de la mitad de su velocidad crítica, que es el umbral en el que se tornan inestables y lanzan material al espacio.

“En esas condiciones, el rápido giro tendrá un importante impacto en las propiedades internas, pero aún no somos capaces de modelar adecuadamente sus variaciones en la luz. -aclara Mowlavi- Esperamos que nuestro descubrimiento anime a los especialistas a estudiar el tema con la esperanza de comprender el origen de estas misteriosas variaciones”.
Posición del cúmulo NGC 3766

El excomandante de la ISS y "periodista" espacial, Chris Hadfield, se retira

Nos lo enseñó prácticamente todo. Cómo dormía, cómo comía, qué se veía desde ahí arriba y cómo eran las diferentes estancias de esa pequeña «embajada» que la humanidad posee en el espacio. El astronauta  canadiense Chris Hadfield, excomandante de la Estación Espacial Internacional (ISS) durante los últimos meses, ha anunciado su retirada a los 53 años. Además de por su trabajo en la estación, Hadfield se ha hecho especialmente popular por sus vídeos divulgativos realizados a bordo.

Chris Hadfield ha viajado tres veces al espacio. La primera fue a la legendaria estación orbital rusa Mir en 1995. También fue responsable de instalar el eficaz brazo robótico de la ISS en 2001, fabricado por Canadá. Como jefe de la ISS, fue el responsable de mantener la salud y la seguridad de la tripulación, y mantener el módulo orbital productivo y funcionando correctamente. Algunas de estas funciones incluyen la ingeniería, la seguridad del vehículo y de la supervisión de más de cien experimentos científicos.


Pero lo que hizo realmente popular en la Tierra a Hadfield fue traer las maravillas del trabajo en la ISS a la Tierra a través de Twitter, mediante el intercambio de vídeos y participando en actividades educativas con grupos escolares. Uno de los vídeos más conocidos fue en el que probaba que no se puede llorar en el espacio. Sin embargo, el mayor éxito de Hadfield fue su reciente videoclip espacial versionando a David Bowie en su tema 'Space Oddity', mientras recorría los módulos de la estación orbital y aparecían vistas impresionantes de la Tierra.

"Un hábil comunicador, Hadfield reavivó el interés mundial y la emoción en la última frontera", ha destacado la agencia espacial canadiense (CSA) en un comunicado. "Estoy muy orgulloso de haber compartido mi experiencia", dijo el astronauta en un acto celebrado en la sede de la CSA. "Voy a seguir para reforzar la importancia de la exploración del espacio a través de la oratoria y continuaré visitando escuelas", ha concluido.

miércoles, 12 de junio de 2013

Los primeros pasos de la capa de invisibilidad

La posibilidad de volver invisible un objeto ha captado en la última década la atención tanto del público en general como de la comunidad científica, fascinados unos por personajes de la cultura popular como Harry Potter y animados otros por el interés investigador y las aplicaciones prácticas que podría ofrecer semejantes dispositivos. Un buen número de laboratorios de todo el mundo ha realizado distintos experimentos con resultados casi siempre sorprendentes. La mayoría ha logrado ocultar a la vista objetos pequeños en el rango de las microondas, incluso en luz visible en algún caso. Algunos utilizan la óptica para curvar la luz alrededor de una región del espacio y otros tiran de metamateriales, sustancias sintéticas con propiedades desconocidas en la naturaleza. El último intento lo ha llevado a cabo John Howell, profesor de Física de la Universidad de Rochester en Nueva York, que ha construido, con la ayuda de su hijo Benjamin, de 14 años, una nueva capa de invisibilidad. El ingenio funciona con espejos y sorprende por ser en verdad sencillo y barato -padre e hijo apenas se han gastado 150 dólares (unos 113 euros) en el proceso-, pero es capaz de ocultar al ojo humano, en todo el espectro óptico, algo tan grande como una persona.
En un artículo que han publicado recientemente en ArXiv, un archivo online de borradores de investigaciones científicas, Howell y su hijo explican la forma en la que desarrollaron su dispositivo, del que crearon tres modelos distintos. Y no puede ser más básica. No hay metamateriales inteligentes ni ningún componente muy sofisticado, sino un acertado camuflaje óptico de lentes convencionales -les costaron solo tres dólares- y espejos comprados en tiendas de bajo coste que dirigen la luz alrededor de la región del espacio que quieren ocultar. La técnica, reconoce el físico, puede sonar familiar a los aficionados a los trucos de magia. Los resultados son impresionantes, como puede verse en el vídeo sobre estas líneas, donde Benjamin y su hermano pequeño Isaac desaparecen, en efecto, como por arte de magia.

En su estudio, los Howell subrayan que el dispositivo es «claramente escalable a grandes dimensiones», uno de los problemas que suelen tener las capas de invisibilidad fabricadas hasta ahora, que rara vez pueden «tapar» algo muy grande. Pero su ingenio también tiene algunos inconvenientes. Probablemente la mayor limitación reside en que funciona solo en una única dirección, es decir, no oculta el objeto desde todas las posiciones del observador, cosa que, por ejemplo, sí han conseguido científicos de la Universidad de Texas en Austin con un manto de invisibilidad hecho con metamateriales. El físico de Rochester cree, sin embargo, que este detalle puede no suponer un problema en algunos usos, como, por ejemplo, para camuflar satélites espía que orbitan la Tierra. Suena casi a ciencia ficción, pero si es así, seguro que unos cuantos gobiernos podrían estar interesados.

Además de las inevitables aplicaciones militares, para qué será útil en el futuro una capa de invisibilidad todavía es imprevisible. Los científicos creen que estos dispositivos podrían dar buenos resultados en campos como la biomedicina (para ocultar las puntas de los microscopios en distintas frecuencias ópticas, por ejemplo) y en la mejora de células solares, láseres a pequeña escala, cámaras digitales o sensores.




lunes, 10 de junio de 2013

Otro punto flojo de la Teoria del Big Bang resuelto

Según la teoría clásica, el Universo en que vivimos comenzó hace unos 13.800 millones de años con el Big Bang, una gran explosión de la que, además de la propia materia, surgieron también las leyes físicas que la rigen, incluidos el espacio y el tiempo. No todos los científicos están de acuerdo con esta hipótesis, aunque es sin duda la más aceptada. Ahora, un equipo internacional de científicos ha venido a reforzarla. A través del telescopio de 10 metros del Observatorio Keck en la cima del Mauna Kea, Hawaii, uno de los más potentes de la Tierra, ha descubierto que los momentos justo después del gran estallido ocurrieron tal como predice la teoría. El hallazgo, descrito en la revista Astronomy & Astrophysics, elimina una discrepancia importante que ha preocupado a los físicos durante dos décadas.

Uno de los problemas más importantes de la física y la astronomía era la inconsistencia entre los isótopos de litio previamente observados en las estrellas más viejas de nuestra galaxia, que sugería niveles unas 200 veces mayores de litio-6 y entre tres y cinco veces menos de litio-7 de lo que predice la teoría del Big Bang. Es decir, la cantidad de los «ingredientes» cósmicos no coincidía.

El equipo, dirigido por Karin Lind, de la Universidad de Cambridge, ha demostrado que estos datos eran erróneos. Los análisis empleaban varias simplificaciones que daban lugar a falsas detecciones de isótopos de litio. Utilizando observaciones de estrellas antiguas con el telescopio de 10 metros del Keck, los astrónomos han confirmado que no hay ningún conflicto entre su contenido en litio 6 y 7 y las predicciones de la teoría estándar, restaurando así el orden en nuestra teoría de los inicios del Universo.

El descubrimiento de que el Universo se expande por Edwin Hubble en la década de 1920 y las observaciones posteriores sugieren que el Cosmos nació hace 13.800 millones años en el evento llamado Big Bang. Las observaciones fundamentales que lo corroboran son la radiación cósmica de microondas y la abundancia, en términos químicos de los elementos ligeros que se describen en la teoría del Big Bang.

Los investigadores dicen que su estudio ha sido posible gracias al gran poder de recolección de luz del Observatorio Keck, que les ha permitido observar las estrellas «con una composición más 'virgen' que cualquier estudio anterior». El trabajo es, con todo, muy exigente. Una sola estrella se debe observar durante varias horas para reunir suficientes fotones. La modelización de estos datos también es muy ardua. Los datos deben ser analizados con sofisticados modelos de atmósferas creados por el equipo en 3D e incluyen cálculos complejos que se ejecutan durante semanas en potentes superordenadores.

viernes, 7 de junio de 2013

Un millón de dolares a quien resuelva la conjetura de Beal


El problema dice así:
donde A, B, C, x, y, z son enteros positivos con x, y, z > 2 entonces A, B, y C deben tener un factor común primo. La conjetura de Beal es extremadamente fácil de entender, pero de resolver...

Así que ya sabe, si es usted un genio de las matemáticas, quizás tenga una buena oportunidad de hacerse millonario. Un banquero de Texas ofrece una recompensa de un millón de dólares a cualquiera que logre resolver la conjetura de Beal, un complejo problema matemático sin solución desde principios de los 90.
Andrew Beal

La Sociedad Americana de Matemáticas, en Providence, Rhode Island, ha confirmado que el premio irá a parar a quien sea capaz de confirmar o refutar la conjetura, una solución que deberá aparecer publicada en una revista matemática acreditada, valorada por expertos independientes.

El banquero de Dallas Andrew Beal, matemático autodidacta, creó el premio que lleva su nombre en 1997 con una dotación de 5.000 dólares, pero la cantidad ha ido incrementándose desde entonces. Su interés, según afirma, es animar a los jóvenes a interesarse por las matemáticas y la ciencia.

La Sociedad Americana de Matemáticas asegura que la respuesta es más difícil que la de otro problema similar con el que el de Beal tiene relación, el Teorema de Fermat, que se mantuvo sin respuesta durante siglos.



Una historia frecuente últimamente

Cielo nocturno desde el desierto de atacama


Por las tardes es cuando más me acuerdo de ti… y de ella.

Recuerdo el brillo incandescente que te rodeaba. Refulgías allá donde mirara, incluso cuando cerraba los ojos podía verte… Recuerdo las horas que pasé pensando en ti, intentando desentrañar tus misterios, analizándote. ¿Eras una estrella?¿Tal vez dos? Estabas demasiado lejos para saberlo, y en eso centraba mi trabajo, en intentar descubrir qué eras, cómo te movías, por qué te comportabas como lo hacías… Igual que con ella. Por las tardes, cuando levanto la vista de mi portátil y miro cómo anochece cuando aún debería ser de día, me pregunto qué habría sido de nosotros si hubiese podido quedarme. Y te veo bailar. Me sonríes. Y me despierto, amodorrado, con las marcas del teclado sobre la cara y mil mmmmmmmm y espacios infinitos en la hoja de texto…

No pudo ser.

Tú no hablas sueco y yo no conseguí trabajo… Un astrofísico sin perspectivas, sin un proyecto que desmarañar… es como un jardín sin flores: algo triste. Podríamos haberlo intentado, pero… no sé. Arrancarte del lugar en el que eras feliz, pese a todo, era pedirte demasiado. Así que, con mis casi 37, acepté un trabajo en otro campo de estudio y dejé atrás mi estrella, mi luz… y mi corazón.

Sé que es una historia como otra cualquiera. No es que me guste dramatizar. Me gustaría volver, pero lo único que me ofrecían era un contrato por el salario mínimo para vender libros a domicilio… y yo para eso no valgo. Porque para eso hay que valer. No creas que no me lo planteé. Pero me habría ido apagando como una enana blanca… y te habrías sentido culpable. Y los dos nos habríamos acabado distanciando.

Decía Manolo García que “Cuando la pobreza entra por la puerta el amor salta por la ventana”. Y yo no quería eso para nosotros. Porque tú eres muy feliz con los peques de tu guardería. Aunque no sepas si el año que viene vas a seguir allí, es lo que te gusta.

Joder, Carmen, estoy roto por dentro y ni la llegada del verano va a arreglar este desbarajuste que llevo en el alma. Solo hay una cosa que me alivia. Y es levantar la vista hacia la zona del cielo en la que sé que está mi estrella (¿o serán dos?) y pensar que nada es inmutable, que a lo mejor esto se arregla. Que cuando haya elecciones esto cambiará y volveremos a estar juntos. Que tantos años de estudio no pueden quedarse en Suecia. Que mis padres me echan de menos, que tú quieres tus propios niños y que yo no aguanto este frío… Y que algún día podré hacer algo más que llorar y mirar al cielo…